martes, 10 de enero de 2017

LA SEGUNDA VEZ




Giró al escuchar el grito.  
Quedó sin aire.
Algo líquido corrió por sus piernas.
Un rayo  le atravesó el vientre; el llanto de la criatura en el mismo  grito.

Su niña patalea en el aire, sujeta por un hombre de espaldas anchas.
Quiere seguirlos, pero sus piernas  parecen pegadas en alquitrán a la vereda.
Sigue oyendo el grito desesperado que clama por sus brazos para calmarse.
Tira el bolso ¿o la placenta? hacia adelante.
Entregar lo que sea, ¡su nena, no!

Siete años se agolpan veloces en su cabeza, y se deshacen hacia el futuro como nubes en el viento.

Grita a su vez, y recién ahora le parece que corre.
La niña muerde con fuerza la mano del hombre. Se suelta.
Ella se abalanza,
── ¡Rápido, a casa!
La oye correr.


El hombre gira hacia ella. Tiene algo oscuro en la mano ensangrentada. ¿Un arma?

Se miran.
Ella lee en los ojos de él el terror y la desesperación de los perseguidos por sus propios actos;  el hombre ve en los de ella un instante de perplejidad  ante el arma con que le apunta. 
Con el último aliento, ella parece preguntarse: « ¿ tan corto es el límite del destino?» 

Un calor insoportable. 
Esta vez no es en el vientre; es un fuego duro entre los ojos. 
Cae.